
Un manual de exorcismos
Exorcismo mirabile da disfare ogni sorte de malificii, et da caciare gli demonii, probato et per un devoto religioso composto et novamente stampato
Venecia: Melchior Sessa, 1540
8º (15,5 cm) – 28 h. – Sign.: A-C8 D4 (la hoja D3 se halla descolocada, ocupando el lugar que correspondería a D2)
SIGNATURA: FA 267.
OTROS EJEMPLARES: • FLORENCIA, Biblioteca Nazionale Centrale: V.MIS 1085.26.
La primera edición de esta obra ha sido asignada al taller veneciano de Niccolò Zoppino, con data ca. 1527. Siempre como obra anónima, apareció después en prensas de Venecia en 1536, 1537, 1540 —a esta última pertenece el ejemplar de Barcarrota—, ca. 1544 y 1555; y en Brescia en 1545 y 1546 . En las tres últimas ediciones venecianas (1560, 1564 y 1567), la obra apareció atribuida al inquisidor Buenaventura Farinerio.
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Las tapas originales del libro fueron confeccionadas con una hoja de pergamino, que hubo de ser retirada y restaurada, y que se conserva aparte. Esta hoja, en escritura gótica textual del siglo XIV, perteneció a un códice del Corpus iuris civilis (el fragmento conservado se corresponde con Cod. Iust. 1, 3, 54, 8-9 y 1, 4, 1-6).


En Barcarrota se conserva uno de los primeros tratados impresos de exorcismos, perteneciente a una larga tradición anterior al Concilio de Trento.

A partir del siglo XV se produjo la creación de una liturgia y un rito específicos para el exorcismo, y el estamento clerical reivindicó como propia y ortodoxa la potestad de expulsar a los demonios, frente a la acción de sanadores y nigromantes.


Los libros de exorcismos no fueron prohibidos por la Inquisición, pero es curioso observar cómo compartían con la magia y la hechicería que pretendían contrarrestar un mismo lenguaje formulario y unos rituales performativos muy semejantes.
Por ello pudieron interesar también a los laicos, y no solo a sacerdotes o frailes.
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